¡Sorpresa!
Valiéndose de una profesora y de la visita que le hacen cuatro estudiantes a su departamento, la escritura escénica superpone planos de apariencia y realidad para mostrar en forma crítica, la manera en que cada acto de nuestra existencia nos pone a discernir frente a un orden relativo a lo moral, dejando expuesta en forma pública nuestra escala de valores cada año más autónoma, relativa y profundamente privada.
La ética, se define como la parte de la filosofía que estudia aquello que no se asienta en pruebas materiales, y la moral, como la ciencia que enseña las reglas que deben seguirse para hacer el bien y evitar el mal.
La puesta en escena de Querida Elena propone hablar de la vida más allá de cualquier frontera, pretende poner en evidencia como la moral de un ser humano se manifiesta en cualquier lugar común, también en una situación tan corriente y global como lo es un día de cumpleaños.
Nos invita a reflexionar mediante el teatro, sobre la forma en que la ética individual y colectiva se modifica cuando emerge una nueva generación y como los tiempos ponen en escena, los valores que cada nueva época nos obliga a vivir.
Querida Elena es una obra que, desde su dramaturgia rusa pero también chilena, femenina y contemporánea, hace una metáfora escénica de una crisis moral, utilizando el tejido de la educación como una zona fronteriza de sentido, que sometida a una situación límite, devela la verdadera identidad de las personas y la esencia del género humano.
Verónica García-Huidobro.